El zoroastrismo es una de las religiones vivas mƔs antiguas del mundo, y muchos aspectos del culto, como la importancia del fuego o de la bebida sagrada, el haoma, han llegado hasta hoy. Otros se han tenido que abandonar, como la prƔctica funeraria de dejar que las aves descarnaran los cadƔveres de los difuntos.
El papel central que asume el fuego en los templos zoroastrianos ha llevado a que popularmente se defina a los seguidores de esta religión como “adoradores del fuego”; de hecho, uno de los problemas mĆ”s serios que han tenido las comunidades zoroastrianas en zonas de mayorĆa islĆ”mica es que han sido acusadas de idólatras por ese motivo. En realidad, el fuego en la prĆ”ctica religiosa zoroastriana es un sĆmbolo de la luz que representa los principios esenciales de su religión: la luz que disipa las tinieblas de la ignorancia, la representación simbólica de la justicia y el orden ritual, el fuego cósmico de la Creación y el fuego destructor que pondrĆ” fin a todo lo creado para restaurar un orden perfecto. AsĆ pues, situarse delante de la llama recitando una plegaria representa un modo de contemplar la naturaleza de los creado por la divinidad. Hoy en dĆa existen tres grados de fuego que dan lugar a tres tipos distintos de templos, de mayor a menor importancia; el templo con el fuego de mayor nivel debe ser atendido por un sacerdote dastur (sumo sacerdote zoroastriano), mientras que el de menor nivel no estĆ” consagrado y puede ser preservado por un laico.
ZARATUSTRA. El profeta del fuego
Hace tres mil aƱos surgió en Persia una fe que explicaba la lucha del Bien contra el Mal y le fue revelada a un profeta: Zaratustra. Elevada a religión oficial con persas, partos y sasĆ”nidas, esa fe ha llegado hasta nuestros dĆas. Para la religión que conocemos como zoroastrismo o mazdeĆsmo, Zaratustra (o Zoroastro, como lo llamaron los griegos) es su fundador, y su dogma principal se basa en la relación entre la divinidad suprema, Ahura Mazda (”SeƱor Sabio”), y su profeta, Zaratustra. Para los seguidores de esta religión no hay ninguna duda: Zaratustra fue un personaje real. Nuestro conocimiento de su vida procede sobre todo del libro VII del Denkard (Hechos de la religión), del siglo X. EstĆ” escrito en pahlavi, una lengua irania en la que escribió otra fuente de información: Vizidagiha i Zadspram, (AntologĆa de Zadspram), compuesta por un sacerdote de este nombre en el siglo IX. En un manuscrito alquĆmico de 1738, Clavis Artis, aparece una representación de Zaratustra con una salamandra, animal relacionado con el fuego. EL ZOROASTRISMO EN LA ACTUALIDAD
Fuentes: Historia de las religiones antiguas: Oriente, Grecia y Roma. J.M. BlĆ”zquez y S. Montero. Madrid 2011; IrĆ”n, una historia desde Zoroastro hasta hoy. Michael Axworthy, Madrid 2010; El Avesta: mazdeĆsmo y zoroastrismo. Zoroastro. Madrid 20
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