Cada invierno, cientos de millones de insectos realizan un viaje de varios miles de kilómetros, a pesar de que cada uno pesa menos que un billete de euro. En uno de los fenómenos más espectaculares del mundo animal, las mariposas monarca migran desde Canadá y el norte de los Estados Unidos a México (parques de Michoacán y Edomex) y California, donde cubren los bosques de pinos en naranja, blanco y negro.
La monarca norteamericana es la única mariposa que realiza una travesía tan espectacular, con una distancia cercana a los 5.000 kilómetros en apenas 30 días. Estos insectos deben partir cada otoño antes de que llegue el frío, que acabar con ellos si se demoran demasiado.
Conforme engordan, las larvas se convierten en jugosas y coloridas orugas. Después crean una dura bolsa protectora que las rodea conforme entran en la fase de crisálida. De ahí emergen en forma de adultos bellamente coloreados en negro, naranja y blanco. El colorido patrón de la mariposa monarca hace que sean fáciles de identificar; y precisamente de eso se trata.
Su característico patrón avisa a los depredadores de que estos insectos son venenosos y saben fatal.Las mariposas que emergen de las crisálidas a finales de verano y principios de otoño son diferentes de las que lo hacen durante los días más largos y cálidos del verano. Estas mariposas monarca nacen para volar, y saben por el cambio en el clima que deben prepararse para su prolongada travesía.
Las mariposas monarca se alimentan de algodoncillo, una planta tóxica que las hace venenosas ante posibles depredadores. Sin embargo los herbicidas están destruyendo millones de hectáreas de esta fuente de alimento esencial para las mariposas cada año. Estos inmensos y majestuosos enjambres están compuestos por individuos frágiles, que se enfrentan un entorno cambiante y un futuro profundamente incierto.
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